CONSEJOS AL VISITAR A UN ENFERMO
Hace tiempo encontré esto en no sé dónde y lo he guardado. Creo que una de las mayores barbaridades que
se comente con buen corazón es no tener tacto a la hora de visitar a un enfermo. En 1.988 viví con mi padre sus últimos días en la tierra y pude comprobar el daño, que con buen corazón pero con una tremenda falta de prudencia, se puede hacer a un enfermo y a su entorno. Espero que esto sirva de modo práctico a muchas personas enfermas y a los que las visitan.
“Las palabras del sabio escuchadas en quietud, son mejores que el clamor del señor entre los necios” (Eclesiastés 9:17)
1. Al entrar en la habitación miremos a la cara al enfermo. En un segundo entenderemos si molestamos o si nuestra presencia es grata.
2. En los casos de enfermos graves conviene hablar poco, en tono suave y trasmitiendo calma, serenidad, esperanza.
3. A los que han pasado por el quirófano, visítales dos o tres días después de la operación, a no ser que seas de mucha confianza.
4. Que la visita sea corta; se han de evitar las tertulias en la habitación del enfermo para no cansarle o fatigarle. Puede tener necesidades perentorias que no se atreva a pedir.
5. Mejor optar por el silencio escuchando sus penas, sus rebeldías y sus cansancios; comprende sus reacciones y no te escandalices de ellas; responde con una sonrisa sincera y una actitud bondadosa. Intenta sintonizar con sus sentimientos.
6. El calor humano, ponerse a su disposición para pequeños servicios, no dar sensación de prisa, no mirar al reloj, no referir nuestras obligaciones, un pequeño obsequio son detalles que le pueden ayudar a abrirse.
7. El enfermo necesita alivio, no le satures con lamentaciones, penas, preocupaciones, problemas, desgracias o cosas negativas. Es él quien se tiene que descargar. Está prohibido hablar de enfermedades y de otros enfermos.
8. Distráele de sus preocupaciones y si te es posible, hazle reír y olvidarse de su dolor cuantas veces puedas.
9. No llores ante el enfermo, no necesita compasión, necesita tu comprensión y que le contagies confianza y esperanza. Infúndele ánimo y ganas de luchar.
10. Evita palabras vacías, frases hechas, sermones, broncas o consejos pesados.
11. Como los contemporáneos de Jesús, lleva al enfermo junto a Jesús, ponlo a sus pies. Que escuche a Jesús pero no le sermonees.
12. Ora por el enfermo y, si lo desea, ora con él. Ayúdale a recorrer su camino hacia Dios y respeta su ritmo. Dios es el más interesado en que se restablezca.
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