LA CÁRCEL"Saca mi alma de la cárcel para que te alabe" (Salmo 142:7)A lo largo de la vida todos tenemos momentos de huída. Seguramente David escribe este salmo huyendo de su hijo Absalón quien moriría trágicamente en uno de los castigos divinos más significativos: enredado por su propia melena en un árbol, terrible óbito dicho sea de paso. En una de aquellas cuevas que sirve de refugio a David escribe el salmo que nos ocupa en esta ocasión.Muchas veces tenemos que huir, injustamente, de situaciones absurdas, de momentos esperpénticos que la vida nos depara. Pero es motivo de gratitud esas “cuevas” que Dios pone en nuestro camino para darnos cobijo, consuelo, ánimo; un cántico es muchas veces una “cueva”; la sonrisa de otra persona ¡cuántas veces no es motivo de ánimo!; un sermón de un hermano sencillo ¡cuánto consuelo puede dar!
Ahora, bien, tiene que haber un clamor en nuestros corazones para que el Señor nos saque de la cárcel de nuestro carácter, de la cárcel de nuestros recuerdos, de la cárcel de las presiones, de la cárcel del orgullo, de la cárcel del aislamiento, de la cárcel de creernos algo, de la cárcel de no tener relación con los demás, de la cárcel de nosotros mismos. Puede que estemos cantando con la voz al Señor pero nuestra alabanza esté presa; pidamos al Altísimo que libere nuestra alma de esas sutiles prisiones de oro que muchas veces Satanás nos pone porque todos, absolutamente todos, tenemos prisiones.
Jonathan BernadSE RECUERDA QUE PARA LA PUBLICACIÓN DE CUALQUIER ARTÍCULO DE ESTA WEB CONSULTAR PREVIAMENTE POR E-MAIL.www.cristianoimperfecto.com
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